lunes, 26 de marzo de 2012

El chullo peruano


El chullo (aimara-quechua: ch'ullu) es un gorro con orejeras tejido en lana de alpaca u otros animales y en combinación con fibras sintéticas. Es originario del altiplano andino, donde se le usa para protegerse del inclemente frío de la puna. Suele acompañarse de dibujos multicolores. En cada región, sobre todo en las alturas de los Andes, existen no sólo en variedad de colores sino también en su uso que va desde el cotidiano como la identificación de quién ocupa un cargo público o quién es soltero por citar algunos ejemplos.
El humilde chullo, que antes sólo abrigaba las oscuras cabezas de los habitantes del Ande peruano, hoy desfila por las grandes pasarelas y los diseñadores se pelean por crearle detalles cada vez más llamativos. Pero fashion o no, el chullo y sus clásicas orejeras de lana siguen siendo bien peruanos.
Tuvieron que pasar muchas décadas para darnos cuenta de que encima del cabello teníamos un potencial exportador. Y quienes nos abrieron los ojos fueron –para variar– los extranjeros. En marzo del 2002, en pleno invierno del hemisferio norte, el diseñador gibraltareño John Galliano presentó el chullo en las pasarelas más reconocidas del mundo. En el 2005 hizo lo mismo en su colección otoño-invierno 2006 para la casa Dior
Antes de Galliano, el chullo ya se había exhibido en la cabeza del cantante francés Manu Chao y del vocalista de Jamiroquai. Sin embargo, en el Perú su uso era mínimo. Solo era una prenda muy solicitada por los turistas extranjeros.
Ana Flores, quien hace 25 años empezó a vender chullos que traía desde Huancayo, sabe que el negocio ha mejorado. Hija de unos padres artesanos que tenían catorce hijos, desde pequeña aprendió los secretos de los tejidos tradicionales en una casa donde la mano de obra era barata, pues a los “trabajadores” se les pagaba en alimentación, salud y educación.
Desde inicios de los ochenta, ella traía sus chullos a comerciantes del original Polvos Azules. Cuando se estableció en Lima fundó la empresa Sidrik`s. Entonces empezó a negociar la exportación de sus prendas, entre ellas los muy solicitados chullos. “Siempre nos han comprado de Estados Unidos, España, Italia, Alemania y, últimamente, Japón. Ellos los valoran por las fibras naturales y porque abrigan las orejas.
Lo más irónico es que hasta la moda con ropa peruana llega retrasada a nuestro propio país. José Miguel Valdivia afirma que el boom del chullo en Europa ocurrió en el invierno del 2005.
Titi Giulfo es una de la diseñadoras que lleva seis años trabajando en la modernización del chullo. El interés surgió porque la vio como una prenda con personalidad que puede ser usada por los jóvenes. “Es un accesorio que ha ido perfeccionándose. Particulamente, mis chullos son de colores y fibras naturales, con penachos, pompones, borlas, trenzas en la parte superior, wichi wichis colgando de las orejeras, todos hechos a mano”, explica Titi.
El historiador Luis Repetto indica que el prejuicio contra el chullo ha sido muy grande por ser una vestimenta andina. Pero también precisa que, si bien esa prenda se creó en la serranía, su origen es español. En el libro Indumentaria tradicional andina, escrito por Arturo Jiménez Borja, Repetto manifiesta que en esa investigación se señala que nuestro chullo tuvo como origen el birrete español. “Entonces podríamos decir que tiene un origen mestizo y que el principal aporte peruano fueron las orejeras. Además, en nuestra historia preínca hay otras prendas para la cabeza, como el gorro huari, de cuatro puntas”, añade.

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