Explicar el origen y desarrollo de muchas cosas que ocurrieron en el pasado a veces es muy complicado, por lo que a menudo, a lo largo de los años se van construyendo o descubriendo relatos que pueden sonar algo fantasiosos. Sin embargo, algunos datos de estas historias pueden ser reales y algunos otros no tanto, a estas historias se les llama “leyendas”.
Respecto al origen del Imperio Incaico existen diferentes leyendas que son manejadas en la cultura peruana, pero solo dos han logrado hacerse muy conocidas, una de ellas es la de Manco Cápac y Mama Ocllo; y la otra es la leyenda de los Hermanos Ayar.
La Leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo
Según la leyenda, Ayar Manco
(Manco Cápac) y Mama Ocllo, su hermana y esposa, salieron del Lago Titicaca,
siendo ellos enviados por su padre, el “Dios Sol”. Se dice en esta leyenda que
él los había enviado con la misión de civilizar a la población y fundar un
Imperio en su nombre.
La tarea encomendada a Manco
Cápac era fundar una ciudad que posteriormente se convertiría en el centro del
mundo. Para poder encontrar el lugar exacto, el Dios Sol le entregó a Manco
Cápac una vara de oro y le dijo
que viajara hacia el norte del Lago Titicaca y que mientras caminaba hundiera
el bastón en la tierra y el lugar en el que se hundiera con facilidad sería el
designado a ser la cuna de su imperio.
Juntos Manco Cápac y Mama
Ocllo, caminaron por días sin encontrar el lugar en el que la vara se hundiera
con facilidad, sin embargo no se dieron por vencidos.
Las personas que por esos
caminos vivían los confundían con dioses debido a su vestimenta tan colorida y
la joyería brillante que usaban.
Días después de caminar mucho,
ellos llegaron a un impresionante valle rodeado de majestuosas montañas. la
Vara de Oro por fin se hundió en ese lugar y fue así como ellos supieron que
era en ese lugar, que hoy es la ciudad de Cusco, donde debían fundar la capital
del Imperio Incaico.
Desde ese momento Manco Cápac
tomó la tarea de civilizar a todas las personas en el Valle del Cusco, les
enseñó a los hombres sobre agricultura, ganadería, pesca, construcción y sobre
todo les enseñó a adorar a su Dios principal El Sol. Mama Ocllo en cambio
enseñó a las mujeres el desarrollo de las tareas domésticas y la confección de
telas y prendas que las cubrieran de su desnudez.
A partir de ese entonces Manco
Cápac y Mama Ocllo fueron los fundadores de un gran imperio que posteriormente
sus descendientes se encargaron de transformar en lo que ahora conocemos fue el
Gran Imperio Inca.
La Leyenda de los Hermanos Ayar
Esta leyenda fue escrita primero por Juan Diez de Betanzos, el vivía en Cusco y su lengua era el español, aunque aprendió a hablar el quechua también. Él estuvo casado con una princesa inca que era descendiente directa de los Incas Pachacútec y Atahualpa. En el año 1984, el historiador. En el año 1984, el historiador Luis E. Valcárcel redactó una versión más moderna de esta leyenda y la publicó en su libro “Historia del Perú antiguo a través de la fuente escrita”.
Existe también una versión de
esta misma leyenda escrita por el español Pedro Sarmiento de Gamboa, la leyenda
fue relatada en su libro “La historia de los Incas”. Ambas
leyendas cuentan historias muy similares, sin embargo, la que se cuenta en el
libro de Sarmiento de Gamboa cuenta la historia con más detalles.
Según cuenta esta leyenda, el
Dios Ticci Viracocha (que significa “Hacedor del Mundo”) envió a sus hijos más
poderosos en busca de tierras fértiles para que puedan cultivar su producto más
preciado, el maíz, y lo compartiera con todos los hombres en la tierra.
Es así como en el paraje
Tambotoco de Pacaritambo, en el cerro Tampu Tocco, llamado así por las tres
ventanas o cuevas que ahí habían, salieron de la ventana central (Capac Tocco o
Ventana Rica) los cuatro Hermanos Ayar. Cada
uno de los hermanos, al igual que sus hermanas-esposas, tenían poderes y
habilidades especiales que debían usar para lograr su misión.
La primera pareja estaba
conformada por Mama Huaco (La guerrera) y Ayar Cachi. Ella era una mujer fuerte
y hermosa, mientras que él era el más dominante y belicoso de los hijos de
Viracocha.
La segunda pareja estaba
formada por Ayar Uchu y Mama Cora. Él, a diferencia de Ayar Cachi, era místico
y religioso, podía comunicarse con Viracocha mediante el viento, el agua, el
fuego y la tierra. Mama Cora guardaba y transmitía los secretos de las plantas
medicinales que su padre les legó.
La
tercera pareja estaba constituida por Mama Rahua y Ayar Aucca, ella era una
mujer semidiosa, alegre y la más laboriosa de las cuatro mujeres, sabía tejer y
en cada textil guardaba la memoria y la historia de su padre
Viracocha. Ayar Aucca en cambio tenía una fuerte conexión con los espíritus
ancestrales.
La última pareja conformada por
el mayor de los Ayar y con más autoridad, Ayar Manco Cápac (Manco Cápac) quien
tomó ese nombre por el lugar del que salieron, junto a su esposa Mama Ocllo. Él
se destacaba por ser astuto, sabio y un gran estratega; el siempre llevaba
consigo un halcón llamado Indi, al cual todos veneraban y temían. Su esposa
Mama Ocllo tenía la ternura de una madre, pero a la vez con su mirada podía
cautivar a cualquier fiera. Era la encargada de preservar las familias.
Se cuenta en la leyenda que
Ticci Viracocha le habría entregado a Ayar Manco una Vara de Oro, que sería
la que determinaría la tierra donde tendrían que cultivar el maiz e iniciar el
gran imperio.
Durante el camino, se dió el
primer conflicto entre Ayar Cachi, quien haciendo alarde de su poder dio un
hondazo y derribó un cerro, el resto de sus hermanos, temerosos y recelosos del
poder de Ayar Cachi, decidieron deshacerse de él, por lo que le pidieron que
regresara a la cueva de Pacarina por suministros. Cuando Ayar Cachi entró a la
cueva, fue traicionado por su sirviente, quien puso una piedra en la entrada
bloqueando de esta forma la salida de Ayar Cachi. Se dice en la leyenda,
que al no poder salir Ayar Cachi habría gritado tan fuerte que causó que la
tierra tiemble, se abran las montañas y el cielo se sacuda y el sirviente quedó
convertido en piedra.
El resto de los hermanos junto
a sus esposas siguieron su camino y llegaron al cerro Huanacauri donde ellos
encontraron un ídolo de piedra con el mismo nombre de la montaña. Con mucho
miedo, los tres hermanos entraron al lugar de culto, sin embargo, uno de los
hermanos, Ayar Uchu, desafió al ídolo saltando sobre él. Inmediatamente Ayar
Uchu fue convertido en piedra. Después de este incidente, los hermanos que
quedaron siguieron su camino.
Mientras
los dos hermanos seguían caminando en la búsqueda de tierras fértiles, Ayar
Auca fue a explorar un área cercana. Él obtuvo alas y se fue volando hacia un
lugar llamado Pampa del Sol, al aterrizar ahí, Ayar Auca fue convertido en
piedra.
Cuenta la historia que el viaje
de los hermanos Ayar duró muchos años y que ellos fueron los que fundaron una
gran civilización. Cuando llegaron al Cusco tenían buenas semillas de maíz y
estas al ser plantadas crecieron..
Al final, solo Ayar Manco
(Manco Cápac), acompañado de las cuatro mujeres, fue capaz de llegar hasta el
Valle del Cusco donde al fin encontró tierras fértiles. En ese momento él pudo
hundir la Vara de Oro que
recibió de su padre, El Dios Sol, para que Manco Cápac pudiera determinar
el lugar en el que fundaría lo que posteriormente sería el Imperio Inca o
también conocido como Tawantinsuyo.
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